Hoy las ventanas —entre otras cosas— son los ojos de nuestras casas —abren al exterior nuestro hogar y los edificios que habitamos y usamos cada día— pero no siempre fue así. En este artículo nos centraremos en ese aspecto concreto y repasaremos cómo han evolucionado a través de la historia hasta llegar al modelo de ventana que usamos en pleno siglo XXI: un verdadero marco arquitectónico al paisaje.
—¿Acaso te gusta ver el mundo a cuadros?— le pregunté a un pariente cuando me describió el tipo de ventana que había colocado en la casa antigua que acababa de comprar.
“¿Perdona?”, seguro que pensó… pero no lo dijo. En su lugar me clavó la vista. Parecía ver a través de mí hasta que se centró en mis ojos. Le sostuve la mirada durante unos segundos —como si se tratase de un duelo a muerte entre pistoleros del Lejano Oeste—. Acto seguido, le di mis razones de aquella “extraña” pregunta. Su mirada cambió aunque supe que no lo había convencido. Tendría que haberle contado toda la historia pero no lo hice y esa espina se me quedó clavada desde entonces.
Perdona por la espontaneidad, pero vaya pedazo de entrada más interesante. Gran parte de su fascinación es la forma en que está escrito. Llego aquí desde «Te cuento de viajes», con lo que de una tacada he descubierto dos blogs sensacionales. Un saludo y muchas gracias por el artículo. Ah, no me deja seguir tu blog, no sé porqué, nunca me había pasado.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Hola. Gracias a ti por leerme y comentar. Da gusto ver que hay gente interesada en lo que escribo. «Te cuento de viajes» es genial, igual que su autora. Espero que sigas encontrando cosas que te gusten en este sitio.
En cuanto a lo de que no te deje seguirme, lo miraré pero no tengo ni idea de por qué.
Un abrazo y bienvenido.
Me gustaMe gusta